Renovamos el aire constantemente.
Los sistemas de climatización que tenemos en los trenes nos permiten cambiar el aire existente por aire nuevo en menos de cinco minutos. Si a esto le añadimos la apertura de todas las puertas cada vez que el tren se detiene en una estación (maniobra que los y las maquinistas realizan de manera automática para que el pasaje no tenga que tocar las botoneras), la renovación del aire aún es más frecuente.

